En la tarde del 11 de febrero de 2025, el flamante bibliotecario de la Real Academia Sevillana de Ciencias expuso ante la Junta General las ideas básicas de este espacio de Internet, al que, sin decir palabra y sin saber muy bien de qué va, me apunté inmediatamente; así es que me pongo a escribir y seleccionar imágenes, a ver que sale.
Para empezar, daré unas notas sobre la historia de estos metros cuadrados de la geografía sevillana donde nos reunimos, para lo que dispongo de información de primera mano pues, el 6 de octubre de 1965, fui uno de los alumnos de primero de Aparejadores que estrenaron el primer centro docente del campus de Reina Mercedes, tras superar el curso selectivo en el antiguo Pabellón de Brasil. A su debido tiempo estudié Arquitectura en el otro extremo de la manzana donde está nuestra sede. Es decir, prácticamente he visitado este paraje durante sesenta años seguidos y lo he visto transformarse en lo que es hoy. Salvo esta «información privilegiada» los datos que he reunido están al alcance de cualquiera, sobre todo desde que se publicó en 2010 «De Memoria. Orígenes de la Escuela de Arquitectura de Sevilla», de Juan Luis Trillo de Leyva; además hay muchas noticias en Internet, pues ante la proximidad del centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929, las aportaciones se prodigan, con cantidad ingente de errores y plagios.
Desde las ventanas de las inmensas aulas de dibujo de Aparejadores, situadas hacia el lado de poniente de aquella Bauhaus de pueblo (proyecto de 1960 de Fernández Huidobro y Gómez Stern y dirección de García Diéguez), podíamos ver tres edificios, una calle y algunas ruinas; uno era el antiguo Pabellón Regional de las Diputaciones Vascongadas (1928, nº 41 del plano de arriba, entonces hospital de Aviación, otro era y es el Colegio Mayor Hernando Colón, de Gómez Millán, inaugurado en 1949 sobre la plaza de los Conquistadores; eran nuestros vecinos al otro lado de un camino terrizo que desde 1955 estaba dedicado a la mística Sor Gregoria de Santa Teresa; en nuestra manzana estaban la futura Escuela de Arquitectura, y las ruinas dispersas de algunos de los pabellones provinciales de la Exposición Iberoamericana.
Estos habían sido una colección de engendros diseñados en 1928 por arquitectos vinculados a las respectivas provincias y construidos a toda prisa y mala manera en 1929; hacia el norte estaban los de Castilla y León (Nº 40) y Málaga (Nº 39), ocupando el espacio del Fat Lab y el salón de actos de Arquitectura; le seguían los refritos provinciales de Granada (Nº 45), Cádiz (Nº 44) y Huelva (Nº 43), ubicados en lo que es el volumen principal de Arquitectura; en el centro de la manzana estaba el pabellón de Turismo (1927, de Traver y Tomás, nº 20) que hoy es Ingeniería de la Edificación, que también ocupa el sitio del pabellón de Jaén (Nº 47); el CITIUS se hizo a comienzos del siglo XXI en el solar de los de Asturias (Nº 48) y Murcia (Nº 52). Y en la esquina sureste de la manzana estaba el pabellón de Córdoba (nº 51), cuya torre pervive, pues ahora es el aparcamiento que nos rodea, ya que hasta llegar a la actual esquina con la calle Profesor García González había una parte ajardinada, que es donde vemos la sede de la Academia (Cuadrado rojo).
Las imágenes proceden del folleto oficial de la Exposición Iberoamericana, impreso en Barcelona por Oliva de Vilanova.