Escenarios de emisiones y opciones de mitigación: 10 años de “Global Energy and Climate Outlook”

En un entorno político cambiante, el cambio climático continúa.

Algunos indicadores geofísicos claramente observables como el aumento de las temperaturas, los fenómenos meteorológicos extremos, la acidificación de los océanos, el derretimiento los casquetes polares y glaciares, los incendios forestales y la progresiva desertificación nos confirman la severidad de la creciente amenaza de un cambio climático rápido y descontrolado.

Los impactos biofísicos afectan ya negativamente el bienestar social: muchas especies tienen dificultades para adaptarse al rápido cambio climático, lo que provoca cambios en los hábitats y en los patrones migratorios y un aumento de las tasas de extinción. El cambio climático limita la productividad agrícola a través de cambios en los patrones de precipitación, temperaturas extremas y una mayor incidencia de plagas y enfermedades. El aumento de las temperaturas y la prevalencia de fenómenos meteorológicos extremos provocan problemas de salud como el estrés térmico, la propagación de enfermedades infecciosas y la disminución de la seguridad hídrica y alimentaria.

Estas señales resaltan la necesidad crucial de una acción global para mitigar el cambio climático mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la implementación de estrategias de adaptación y gestión de sus impactos. Las políticas gubernamentales, la cooperación internacional, la promoción de nuevas tecnologías y las iniciativas comunitarias son cruciales para abordar este desafío global.

La transición energética es un instrumento de mejora competitiva y autonomía.

Sin embargo, independientemente de los problemas asociados al cambio climático y de otras prioridades políticas, la transición energética hacia un sistema libre de combustibles fósiles es una apuesta segura en sí misma, ya que fomenta la independencia energética y unos costes bajos y estables. Al invertir en energías renovables como la solar, la eólica y la hidroeléctrica, muchos países pueden reducir su dependencia de los combustibles fósiles importados. Esto mejora la seguridad energética nacional al hacer que el suministro de energía sea más autosuficiente y menos vulnerable a las tensiones geopolíticas y las fluctuaciones del mercado global. Las fuentes de energía libres de carbono suelen requerir una inversión intensiva en capital y tienen costes operativos más bajos y predecibles en comparación con los combustibles fósiles, cuyos precios pueden estar sujetos a gran volatilidad. Una vez construida la infraestructura, el coste de generación de energía se mantiene estable, lo que se traduce en precios de la energía más previsibles y una planificación económica más eficiente. Además, los sistemas distribuidos de energía renovable, como los parques solares y eólicos, pueden mejorar la resiliencia de la red eléctrica al reducir el riesgo de cortes de suministro a gran escala asociados a las centrales de combustibles fósiles centralizadas.

En resumen, con las políticas y las inversiones adecuadas, la transición hacia un sistema energético libre de combustibles fósiles presenta una oportunidad muy atractiva para mejorar la competitividad y alimentar un desarrollo sostenible. A pesar de estos beneficios, la transición también plantea desafíos, como la necesidad de avances en el almacenamiento de energía, la modernización de la red y la garantía de una transición justa para los trabajadores de las industrias de combustibles fósiles y otros grupos económicamente vulnerables.

Monitorizar emisiones y analizar escenarios a futuro: 10 años de “Global Energy and Climate Outlook”.

El informe “Global Energy and Climate Outlook” (GECO), publicado anualmente por el Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea https://joint-research-centre.ec.europa.eu/projects-and-activities/global-energy-and-climate-outlook-0/geco-2024_en), ofrece un análisis de las opciones tecnológicas y económicas necesarias para cumplir los planes de neutralidad climática propuestos por cada país en cumplimento del Acuerdo de París. El informe analiza las llamadas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC – con horizonte temporal 2030), y las Estrategias a Largo Plazo (LTS – con horizonte temporal 2050 o más tarde) hacia la neutralidad climática. Las sucesivas ediciones de GECO sirven como documento de trabajo para la Comisión Europea y otras administraciones y actores implicados en la política climática y energética.

Periódicamente se genera un escenario de referencia teniendo en cuenta la evolución de las variables clave hasta ese año, las políticas energéticas y ambientales oficialmente adoptadas y el consenso de mercado sobre la evolución futura de demografía, economía y composición sectorial del PIB. Este escenario de referencia se compara con otros alternativos, que incluyen nuevas ambiciones legislativa en el esfuerzo mitigador (NDC o NDC+LTS). De este modo se evalúa la idoneidad de estas propuestas para alcanzar los objetivos climáticos globales, identificando las deficiencias o áreas que requieren una mayor ambición.

Durante la última década, los escenarios de referencia sucesivos indican una disminución significativa de las emisiones globales a largo plazo. La Figura 1 ilustra una comparación del escenario de referencia de emisiones de CO2 global en 11 ediciones de GECO, desde GECO 2015 hasta GECO 2024 de este año.

Fig 1 Emisiones Globales de Efecto Invernadero de Sectores Energéticos e Industriales en Informes GECO Previos (Escenarios de Referencia)

 

Estas proyecciones a fin de siglo, combinadas con un modelo geofísico estándar indican una cierta mejora en la temperatura global a largo plazo: GECO 2015 proyectaba un incremento de temperatura media a finales de siglo de 3,2 °C, pero GECO 2024 estima que este incremento podrá limitarse a 2,6 °C (probabilidad media).

Fig 2 Emisiones Globales de Gases de Efecto Invernadero

La Figura 2 revela que la ambición climática agregada de todos los países signatarios de la UNFCCC aún es insuficiente para alinearse con una trayectoria de emisiones compatible con una estabilización del calentamiento global a 1,5 °C. Considerando los objetivos de las NDC y las LTS para la descarbonización de mediados de siglo anunciadas hasta Junio de 2024, persisten brechas significativas de ambición (nuevas políticas) y de implementación (desarrollo de los compromisos anunciados). El escenario de referencia de GCO 2024, basado en las políticas energéticas y climáticas vigentes sugiere que las emisiones globales alcanzarán un máximo en la presente década, lo que marca un cambio notable en las expectativas en comparación con años anteriores.

Opciones y estrategias de neutralidad climática

GECO 2024 identifica y evalúa estrategias conducentes a una descarbonización que limite el calentamiento global a 1,5 °C. Esto incluye el examen de escenarios de transición energética, y de cambios en el uso del suelo, y explora diversas tecnologías que pueden ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Destacan las energías renovables (solar, eólica, hidroeléctrica), las mejoras en la eficiencia energética, captura y almacenamiento de carbono (CAC) y combustibles alternativos como el hidrógeno. De manera general, cuatro estrategias ofrecen una hoja de ruta integral para lograr la neutralidad climática global: (i) descarbonizar el sector eléctrico, (ii) expandir la electrificación del consumo final, mejorando al mismo tiempo la eficiencia energética, (iii) reducir las emisiones de los sectores difíciles de mitigar, y (iv) maximizar el potencial de los sumideros de carbono. Las tres primeras estrategias son esenciales para la transición energética general, mientras que la cuarta aborda la gestión de las emisiones residuales de gases de efecto invernadero.

Fig 3 Estrategias generales de reducción de emisiones entre 2020 and 2050 compatibles con la trayectoria 1.5°C.

La viabilidad tecno-económica de cada estrategia a nivel nacional depende claramente de su potencial renovable, su capacidad de financiación y su accesibilidad a las tecnologías implicadas, así como de la voluntad política y social para realizar las inversiones necesarias. GECO 2024 ha evaluado estas estrategias para numerosos países de la CMNUCC, con especial atención a los países del G20.

Entre las cuatro estrategias generales identificadas, la descarbonización de la generación eléctrica y la electrificación de la demanda final de energía se consideran a menudo las más fáciles de alcanzar, pudiendo contribuir potencialmente a casi dos tercios del esfuerzo global para la neutralidad climática. La producción de electricidad limpia dependerá principalmente de fuentes de energía renovables, así como de la sustitución de combustibles fósiles por otros de menor intensidad carbónica, complementada con la adopción de tecnologías de captura y almacenamiento de CO2. Si bien se prevé un incremento significativo de la capacidad de generación nuclear (un aumento global del 50 % para 2050), la cuota de esta tecnología disminuiría (debido al importante incremento de generación eléctrica). De este modo, la energía nuclear acabaría desempeñando un papel relativamente menor en la transición energética global. Los indicadores clave en este contexto incluyen la intensidad carbónica por kilovatio-hora y la proporción de electricidad generada a partir de fuentes no fósiles.

Fig 4 Intensidad carbónica de la generación eléctrica (arriba) y cuota de electricidad no-fósil (abajo) en los países del G20 entre 2020 y 2060, escenario 1.5°C.

Source: POLES-JRC

En el marco de la estrategia 2, el aumento de la participación de la electricidad en la demanda final de energía suele ir acompañado de una mejora de la eficiencia general en las tecnologías de uso final y transmisión, ya que los procesos eléctricos suelen ser más eficientes que los térmicos.

La Estrategia 3 aborda sectores que presentan dificultades para la descarbonización debido a las características intrínsecas de los procesos o a cuellos de botella tecnológicos. Estos sectores incluyen el cemento, la siderurgia, ciertas industrias químicas y el transporte internacional. En estas áreas, se prevé que los e-combustibles sintéticos desempeñen un papel crucial, junto con el procesamiento de biomasa, aunque la madurez de algunas de estas tecnologías revela que aún no están plenamente listas para su comercialización en muchas aplicaciones.

Fig 5 Fracción eléctrica en la cesta de demanda final de energía para los países del G20 entre 2020 y 2050, escenario 1.5°C.

Source: POLES-JRC

 

La Estrategia 4 se centra en la gestión de suelos (agricultura, silvicultura y otras actuaciones obre los sumideros de carbono), así como la compensación de gases de efecto invernadero mediante emisiones negativas. Destaca el importante potencial de las prácticas mejoradas de uso del suelo, combinadas con tecnologías como la energía de biomasa acoplada a la captura y almacenamiento de carbono (BECCS) y la captura directa de aire (CAD) para aplicaciones específicas.

Conclusiones: aprovechar las opciones accesibles e invertir en las tecnologías necesarias para los sectores menos flexibles

Si bien las cuatro estrategias son de aplicación universal, su eficacia para lograr reducciones de emisiones varía significativamente según el contexto local. Los países con un sector energético altamente intensivo en carbono pueden lograr reducciones sustanciales de emisiones mediante la Estrategia 1. Mientras tanto, las naciones con una proporción significativa de usos finales electrificables se beneficiarán enormemente de la Estrategia 2. Es necesario realizar esfuerzos adicionales para que las tecnologías clave pertinentes a las Estrategias 3 y 4 sean rentables y estén disponibles para una implementación a mayor escala.

El último capítulo de https://joint-research-centre.ec.europa.eu/projects-and-activities/global-energy-and-climate-outlook-0/geco-2024_en presenta fichas específicas para cada país del G20, analizando las trayectorias de energía y emisiones a nivel económico y sectorial. También se presentan las proyecciones de los indicadores clave en las cuatro estrategias principales de descarbonización, así como otras variables macroeconómicas relevantes a lo largo del tiempo. Además, se pueden descargar balances detallados de energía y emisiones para todos los escenarios, así como las tablas multi-regionales de insumo-producto que sirven como base a los análisis macroeconómicos analizados.

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