Suelos sanos: Un recurso no renovable que debemos conservar

Al presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt se le atribuye unas de las frases más célebres sobre la importancia de nuestros suelos. «La nación que destruye su suelo se destruye a sí misma.» (1937). Los suelos son uno de los recursos más importantes para la civilización humana. Si pensamos en los alimentos que consumimos a lo largo del día, el 95% de estos alimentos depende directa o indirectamente de nuestros suelos. Desafortunadamente, de acuerdo a Naciones Unidas, uno de cada tres suelos a escala mundial ya se encuentra altamente deteriorado debido a la degradación del suelo asociada a la agricultura, los usos urbanos y la minería, entre otras actividades humanas. Por otro lado, la Comisión Europea alerta de que el 61% de los suelos europeos están en estado de degradación moderada o grave. El problema es que el suelo es un recurso no renovable, y un centímetro de suelo puede tardar cientos de años en formarse, especialmente en las zonas secas, las cuales cubren un porcentaje importante de la superficie de Andalucía y España. Por ello es esencial que aprendamos a conservar nuestros suelos para las siguientes generaciones.

El primer paso para conservar nuestros suelos es entender su inmensa biodiversidad. Visualizar la inmensidad de la biodiversidad de nuestros suelos no es sencillo. Los suelos son el ambiente más biodiverso del planeta. Seis de cada diez especies dependen directamente de nuestros suelos, incluyendo las plantas, pequeños mamíferos, costras biológicas (musgos, líquenes y cianobacterias), y un sinfín de virus, bacterias, hongos, protistas e invertebrados, como las lombrices, hormigas y nematodos. Por ejemplo, los perritos de la pradera (Cynomys sp.) de Norteamérica, y los bilbies (Macrotis lagotis) australianos, viven en nuestros suelos donde cavan pequeñas madrigueras generando a su vez nichos ecológicos para otros organismos. Además, el suelo proporciona hábitat a los organismos más abundantes, que incluyen por ejemplo a las bacterias, o a invertebrados como los nematodos, los animales más abundantes del planeta. Como ejemplo, el suelo que cabe de una cucharilla de té incluye cientos de especies, y millones de individuos de bacterias. Esta cucharilla de té, ya tiene más individuos de bacterias que millones de habitantes humanos tiene el planeta Tierra. ¡De igual manera, 8 de cada 10 animales del planeta son nematodos! Conservar nuestros suelos es por tanto fundamental para conservar la biodiversidad del planeta.

La investigación proporciona información clave de cara a entender y conservar nuestros suelos

Los organismos del suelo no son solo abundantes y diversos, sino que también juegan un papel esencial en el mantenimiento de múltiples servicios ecosistémicos que son esenciales para el bienestar humano. Muchos de estos servicios están relacionados con procesos del suelo como son la descomposición de la materia orgánica, e incluyen la fertilidad del suelo, la producción de alimentos, y el secuestro de carbono. Tened en cuenta, que los suelos secuestran tres veces más carbono que la atmósfera y toda la vegetación del planeta junta, ayudando a regular el clima del planeta. De forma sencilla, todo el carbono almacenado en el suelo, en lugar de estar en forma de CO2 en la atmósfera, nos ayuda a mitigar el cambio climático. La biodiversidad del suelo, juega también un papel fundamental en la producción de alimentos. Por ejemplo, en la actualidad, hay un gran interés por parte de la industria agroalimentaria de aprovechar el microbioma del suelo como biopesticidas y probióticos para fomentar la producción agrícola en un contexto de cambio climático.

Sin embargo, la biodiversidad del suelo no es solo fundamental para los procesos del suelo, sino que es esencial para múltiples aspectos de nuestra vida desde nuestra propia salud a la conservación de nuestros monumentos. Los suelos son uno de los mayores reservorios de patógenos y genes de resistencia antibiótica del planeta. Esto incluye a patógenos como Fusarium, Alternaria o Phytophthora, que amenazan la producción de alimentos, pero también a patógenos humanos como Mycobacterium, Clostridium tetani, Yersinia pestis o Aspergillus, que son claves para la salud humana. Por ejemplo, al patógeno Phytophthora infestans se le atribuye la gran hambruna irlandesa de la patata en el siglo XIX, que causo un millón muertos y procesos de emigración masiva de la isla. La biodiversidad del suelo ejerce un filtro natural para regular la entrada de patógenos. Mantener suelos saludables es fundamental para la salud de los humanos, animales y plantas (One Health). Por otro lado, los organismos del suelo juegan un papel clave en la conservación de nuestros monumentos. Un estudio reciente, por ejemplo, demostró que los musgos son organismos claves en la conservación de la Gran Muralla China, protegiendo las secciones construidas con tierras apisonada de la erosión del aire y el agua. En los ecosistemas naturales, los musgos del suelo nos ayudan a reducir la erosión del suelo, ayudan a generar fertilidad y representan un hábitat esencial para mantener la biodiversidad del microbioma del suelo.

La biodiversidad del suelo es esencial para mantener múltiples servicios ecosistémicos. Figura de Delgado-Baquerizo et al. (2025). https://doi.org/10.1371/journal.pbio.3003093.g001

Como veis, la biodiversidad del suelo es clave de cara a mantener el funcionamiento de los ecosistemas y nuestro propio bienestar. Desafortunadamente, esta biodiversidad es altamente sensible al cambio global, incluyendo procesos de cambio climático, pero también de intensificación del uso de suelo. Muchas zonas de la tierra se enfrentan a procesos de sequías e incrementos de temperatura. España, y el sureste español, son especialmente vulnerables a este tipo de procesos. La biodiversidad, la fertilidad y la acumulación de carbono en nuestros suelos es muy sensible, por ejemplo, a procesos de incrementos de aridez. De igual manera, los incrementos de temperatura afectan en gran medida a los organismos de nuestros suelos, fomentando, por ejemplo, la prevalencia de patógenos de plantas que amenazan nuestros cultivos, y por tanto la producción de alimentos. Asimismo, la biodiversidad de nuestros suelos es muy vulnerable a procesos de intensificación del uso del suelo. La urbanización, por ejemplo, puede llevar a una importante homogenización de los organismos que viven en nuestros suelos y a una mayor prevalencia de patógenos de plantas, humanos y animales. De igual manera, la agricultura intensiva y los procesos de deforestación pueden resultar en pérdidas importantes en el contenido de carbono del suelo, y en la prevalencia de organismos beneficiosos como los hongos micorrícicos, mientras que promueven la entrada de patógenos al sistema. Por todo ello, es de vital importancia generar información innovadora sobre la respuesta de la biodiversidad del suelo al cambio global, de forma que generemos conocimiento y herramientas para proteger nuestros suelos.

Recientemente, se han dado pasos importantes hacia la generación de conocimiento innovador que nos permita conservar nuestros suelos.  Por ejemplo, el rápido desarrollo de las técnicas «-ómicas» a principios de la década de 2000 ha revolucionado nuestra manera de estudiar y entender el microbioma del suelo. De igual manera, en la actualidad, tenemos atlas con la distribución de la biodiversidad organismos del suelo a escala mundial y hemos identificado los puntos calientes de biodiversidad de suelo. Esta información ha existido para plantas y aves por décadas, pero no existía para organismos del suelo hasta recientemente. Desafortunadamente, también existen importantes limitaciones de conocimiento que generan barreras de cara proteger nuestros suelos de forma eficiente. Estas limitaciones van desde barreras metodológicas a falta de conocimiento sobre temas claves en la conservación del suelo. Por ejemplo, en el caso de la inmensa mayoría de los organismos del suelo, carecemos del equivalente a la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN para plantas y animales, limitando nuestra capacidad de proteger a los organismos del suelo. Un estudio reciente, sugiere que el 90% de los puntos calientes de biodiversidad del suelo a escala mundial permanecen sin ningún tipo de protección. De igual manera, la falta de monitoreos temporales de la biodiversidad del suelo limita nuestra capacidad para detectar perdidas en biodiversidad y funcionamiento en un contexto de cambio global. Una mejora en tecnologías de secuenciación que nos permita capturar mejor la ecología y distribución de las especies raras, junto a una mayor inversión en investigación en la conservación del suelo, serán clave para asegurar la protección de este recurso no renovable para las siguientes generaciones. Invertir en la conservación del suelo merece la pena para asegurar la seguridad alimentaria, pero también, para proteger la mayor parte de la biodiversidad del planeta, y los múltiples servicios ecosistémicos que nos proporcionan.

Si estáis interesados en el tema, podéis profundizar en nuestra reciente publicación en acceso abierto Delgado-Baquerizo M, Eldridge DJ, Liu Y-R, Liu Z-W, Coleine C, Trivedi P (2025) Soil biodiversity and function under global change. PLoS Biol 23(3): e3003093. https://doi.org/10.1371/journal.pbio.3003093

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